sábado, 17 de julio de 2010

"El Gran Juego"

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... En la Tierra los glaciares llegaron y se fueron mientras sobre ellos la inmutable Luna seguía albergando su secreto. Con un ritmo aún mas lento que el hielo polar, las mareas de la civilización menguaron y fluyeron a través de la Galaxia. Extraños, hermosos y terribles imperios se levantaron y cayeron, transimitiendo su conocimiento a sus sucesores. La Tierra no fué olvidada, pero otra visita habría servido de muy poco. Era uno entre un millón de mundos silenciosos, pocos de los cuales podrían llegar a hablar alguna vez.

Y ahora, lejos entre las estrellas, la evolución estaba derivando hacia nuevas metas. Los primeros exploradores de la tierra hacía mucho que habían llegado a los límites de la carne y la sangre; tan pronto como sus máquinas fueron mejores que sus cuerpos, fué el momento de avanzar. Primero sus cerebros, y luego tan solo sus pensamientos, fueron transferidos a resplandecientes alojamientos nuevos de metal y plástico

En ellos recorrieron las estrellas. Ya no construyeron más naves espaciales. Ellos eran las naves espaciales.

Pero la era de las entidades máquina pasó rápidamente. En su incesante experimentación habían aprendido a almacenar el conocimiento en la estructura del propio espacio y a preservar sus pensamientos por toda la eternidad en heladas tramas de luz. Podían convertirse en criaturas de radiación, libres al fin de la tiranía de la materia.

Así, se transformaron en pura energía; y en un millar de mundos los vaciós cascarones que habían desechado se retorcieron por un tiempo en una danza de muerte carente de inteligencia, y luego se desmoronaron en herrumbre.

Eran los señores de la Galaxia, y estaban más allá del alcance del tiempo Podrían errar a voluntad entre las estrellas y sumergirse como una sutil niebla por entre los intersticios del espacio. Pero, pese a sus poderes semejantes a los de los dioses, no habían olvidado por completo su origen en el cálido lodo de un desaparecido mar.

Y aún seguían observando los experimentos que sus antepasados habían iniciado hacia tanto tiempo ...


"2001: Una odisea espacial" Cap. 37, "2010: Odisea Dos" Cap. 52
Arthur C. Clarke



"Experimento"

Ahora la larga espera estaba terminando. En otro mundo más la inteligencia había nacido y estaba escapando de su cuna planetaria. Un antiguo expermiento estaba a punto de alcanzar su clímax.

Aquellos que habían iniciado ese experimento, hacía tanto tiempo, no habían sido hombres, ni siquiera remotamente humanos. Pero eran de carne y sangre, y cuando miraron a través de las profundidades del espaciao habían sentido admiración, maravilla, y soledad. Tan pronto como poseyeron el poder, se lanzaron hacia las estrellas. En sus exploraciones encontraron muchas formas de vida y observaron los trabajos de la evolución en un millar de mundos. Vieron cuan a menudo los primeros débiles destellos de inteligencia parpadeaban y morían en la noche cósmica.

Y debido a que, en toda la Galaxia, no habían hallado nada más precioso que la Mente, alentaron su alumbramiento en todas partes. Se convitieron en granjeros en los campos de de estrellas; sembraron,y algunas veces cosecharon.

Y algunas veces, desapasionadamiento, tuvieron que desherbar.

Los grandes dinosaurios habían perecido hacía ya mucho cuando la nave de exploración penetró en el Sistema Solar tras un viaje que había durado casi mil años. Pasó rápidamente por los planetas exteriores, hizo una breve pausa sobre los desiertos agonizantes de Marte, y finalmente miró la Tierra.

Los exploradores vieron abrirse bajo ellos un mundo hormigueante de vida. Durante años estudiaron, recolectaron, catalogaron. Cuando hubieron aprendido todo lo que les fue posible, empezaron a modificar. Trastearon con los destinos de muchas especies en tierra firme y en el océano. Pero el éxito resultante de sus experimentos era algo que no sabrían al menos hasta el cabo de un millón de años.

Eran pacientes, perto todavía no eran inmortales. Quedaba mucho por hacer en aquel universo de cien mil millones de soles, y otros mundos estaban llamando. De modo que se sumergieron nuevamente en el abismo, sabiendo que era probable que nunca mas volvieran por aquella zona.

Tampoco lo necesitaban. Los sirvientes que habían dejado tras ellos harían el resto ...

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miércoles, 14 de julio de 2010

"Hilos entretejidos"

Los Dioses murieron cuando les olvidamos, y aunque dejaron de existir hace tiempo, las Nornas siguen tejiendo las vidas de los hombres.

Es inevitable pensar en ciertos momentos de nuestra propia existencia, que algún caprichoso hacedor ha dispuesto los hechos en nuestras vidas, de tal forma que sucedan de un modo preciso y concreto, infalible, maravilloso, o doloroso, o cualesquiera que sean los adjetivos que se apliquen. Inevitable pensar, que no es casualidad, que nos dirigen por una senda concreta, o que nos desvían, y nos vuelven a llevar a un mismo cruce. Inevitable por tanto, que nos llevan a un lugar concreto.

Sin embargo, en esta creencia, y en la antigua existencia de las dísir tejedoras, subyace una conducta muy característicamente humana. Y es que es grande nuestra tendencia a creer que estamos prefijados a un destino(sea esto lo que sea),que lo que pasa pasa por alguna razón,y pensamientos similares, puesto que de esta forma nos libramos de la responsabilidad que supone el que nosotros,y sólo nosotros, somos responsables de la gran mayoria de nuestros hechos. Si a ello se le suma la componente de aleatoriedad que siempre está presente, y que puede generar casos que jamás se nos podrían haber ocurrido, podemos obtener la ilusión de que, efectivamente, alguien construye nuestras vidas.

No es sino el deseo de librarnos de la culpa por lo que pudo no ser y fué, por lo que pudo ser y no fué, por aquello que nunca llegamos a saber, y etc, lo que nos lleva a pensar que, tal vez, no somos al final responsables de nuestras vidas, y que fuerzas que no alcanzamos a conocer, las controlan por nosotros, y nos dirigen, como aburridos demonios que se divierten realizando complejas historias con pequeñas marionetas animadas ...

En el fondo sucede algo similar, solo que somos nosotros mismos los que tejemos nuestros tapices. Y no es de extrañar, que con tantos individuos tejiendo al mismo tiempo, y cuanto mas cerca peor, resulten trazados como los que aparecen. Como ciegos que caminan con un hilo en sus manos en una infinita superficie, como las moléculas de un gas que colisionan aleatoriamente, así, por suerte y desgracia, nos construimos.

Cada uno de nosotros es Urd; aquello que ha ocurrido, Verdani; aquello que ocurre, y Skuld; aquello que está por suceder. Por ello, y mal que nos pese, las Nornas, siguen tejiendo las vidas de los hombres ...

Glaciar en Groenlandia

Glaciar en Groenlandia
Foto que tomé desde el avión Londres-Vancouver, a 11 km de altura y -60 grados celsius. Se ve la costa y el frente del glaciar y fragamentos de este flotando en el mar, brutal